lunes, 29 de octubre de 2018

GLORY ROAD

Bienvenidos a una nueva entrada en mi blog, en la que hoy compartiré con vosotros una de mis películas favoritas, Glory Road (Camino a la gloria), y la valoraremos desde un punto de vista educativo. Primero trataré de introducir la película, haciendo un breve resumen de la historia e intentando puntualizar los aspectos sociales más importantes, para después explicarla en relación con el mundo educativo, tal y como nos pide esta actividad de reflexión.
Dieciséis años después de que Matar a un Ruiseñor (Harper Lee) fuese publicada por primera vez, y uno antes de que Langston Hughes falleciera pobre y solitariamente en Harlem (Nueva York), un equipo del sur de Texas, El Paso para ser concretos, conseguía vencer el Campeonato de la División I de Baloncesto Masculino de la NCAA en 1966, algo que parecía completamente insólito e inimaginable. Para entender la magnitud de la victoria y la repercusión que tuvo, en especial por los métodos utilizados para lograrlo, hay que ambientarse primero en los años sesenta en EEUU: el Establishment regía la vida cotidiana de la sociedad, su política exterior se basaba en el imperialismo más feroz y destructivo y tuvieron lugar muchos movimientos alternativos al sistema como el movimiento hippie o mayoritariamente el Movimiento por los derechos civiles. Y es que el racismo seguía siendo muy notable en Norteamérica, por eso surgieron muchos grupos de protesta, movimientos, asociaciones en pro de los derechos civiles y, de forma desestructurada, altercados violentos o pacifistas con el fin de lograr la aceptación e igualdad social y judicial en EEUU. Malcolm X, Rosa Parks o Bobby Seale se erguían como referentes por la lucha antiracista y el gobierno blanco les trataba de silenciar cada vez con más fuerza. Pues bien, en este clima de racismo y marginación, en un equipo de una Universidad del Sur, dominantemente blanca y racista, un grupo de jugadores negros consiguió el título nacional. El entrenador, Don Haskins, apostó fuertemente por ellos y finalmente ganó deportivamente y socialmente, contra prejuicios, delitos de odio, racismo y violencia por parte de gente blanca. Además de darles una esperanza en el deporte, fundamentó todo su proyecto en la educación, dotando a sus jugadores negros una esperanza de futuro que no les ofrecía la calle. A través del esfuerzo, el respeto y la humildad, no sólo ganaron una liga, sino que crecieron como personas, en educación y en valores. Como defendía Sócrates, si a una persona le das una buena educación, esa persona será buena.
La educación es el pilar básico de nuestra sociedad, y es lo que el entrenador transmitió. Y si todo ello lo complementas con los valores del deporte como el compañerismo, defender al prójimo, trabajo duro, perseverancia y humildad, formas y contribuyes a una sociedad mucho mejor en el futuro.
Personalmente me interesa en gran medida el Movimiento por los derechos civiles en EEUU y defiendo de una manera fervorosa la lucha contra el racismo y la segregación. Igual es conveniente recordar otra vez que en mi primer blog apunté la autobiografía de Malcolm X y su necesidad por educar, tanto individual como colectivamente; y que grandes figuras de la literatura, la lucha social y el arte de los que tenemos mucho que aprender como sociedad, y cuyas obras se mantienen sin enseñar por pertenecer a una minoría marginada abren la senda que lleva a un futuro más brillante, desprovisto de odio y prejuicios. Todo ello se logra a través de la educación.

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